Entre el renacimiento y el barroco, el manierismo.

Entre el renacimiento y el barroco, el manierismo.
Il Bronzino es uno de los artistas que mejor han retratado la esencia del manierismo, en la corte de Cosimo I di Medici, en la Florencia del siglo XVI. Con el cuadro "Triunfo de Venus" no sólo avanza el estilo barroco, también define cinco siglos después, la estética de los textos que se pueden leer a continuación. Es una fuente de inspiración y alude a una vinculación de por vida con la ciudad más bella del mundo. Firenze.

viernes, 13 de julio de 2012

Dans le chambre: Rue Faubourg- Saint- Denis


En París el cielo es de ceniza mojada y huele siempre a pollo asado a las ocho de la mañana. Él se despierta con un abrazo entre las sábanas y nunca abre los ojos hasta que no le han besado. París es como una película de Truffaut. Los amantes son esquivos, las calles nutridas de chubasqueros y vendedores, en los cafés todos fuman, y las mujeres lucen una triste mirada BOBO. Los hombres no aman a las mujeres como ellas quieren y las mujeres sufren la carestía del sol en sus rostros. Pero París es tan fresca que a veces se pasa mucho frío y los pies se calientan sólo cuando él llega de trabajar a las 8. Entonces la mira bajo sus cabellos desordenados, largos, confusos como algas del océano más oscuro, la mira con esos ojos castaños y gatunos que de no decir nada parece que dicen algo misterioso, y sólo los cierra cuando lo has besado. París es un beso lanzado al aire de bocas pequeñas carnosas, llenas de erres, y eses suaves, contaminadas de tabaco y café, ensalivadas de poses afectadas o de mala educación arrabalera. Si te descuidas se convierte en Pickpocket: París es que te roben en un café y seguir bebiendo. A la una, pasado el medio día, la calle sigue oliendo a pollo asado. Ya no llueve pero la ceniza sigue esparcida por el cielo como una acuarela. Mirando la buhardilla de la casa de enfrente descubre como las gotas poco a poco se deslizan por la pizarra hasta el abismo, la pisada del viandante en el charco es una muerte en grupo.
Comer en París es pescar en un mar con caña de bambú, a veces comes, otras no, pero hacer el amor eso se hace todos los días se pesque o no. Y si el cliché aparece, suena en cualquier momento un acordeón, no es extraño escucharlo mientras él dice "Belle". Ese ambiente de feria con "subes y bajas" y el olor a algodón de azúcar entre las  nalgas se esfuma rápido, unos instantes después ya es de día de nuevo, son las ocho, todavía huele a noche dentro. Fuera preparan el pollo asado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario